martes, enero 17, 2012

Las cajas artesanales de Egipto una belleza que no tiene precio

Durante mi recorrido por los barrios más profundos de El Cairo en Egipto me llamó mucho la atención como algunos artesanos se ganan la vida construyendo pequeñas cajas de madera, cubiertas con hueso de camello, nácar, ébano y otros elementos que solo se encuentran en este país. Estas cajas de todos los tamaños y estilos son fabricadas en talleres improvisados de los barrios pobres de la periferia de El Cairo en un ambiente casi lúgubre y que posteriormente son vendidas a los turistas. Cada una de estas cajas lleva un trabajo inimaginable, ya que se trata de armar y colocar cientos de cuadritos con una precisión militar lo que da al final ese toque de perfección en cada pieza de colección de este producto. Es bueno decir que estos talleres en donde se construyen estas curiosas cajas no están a la vista de los visitantes, generalmente están en lugares muy escondidos, de manera que la persona que quiera ver su proceso de fabricación tendrá que entrar a lo más profundo de El Cairo “puro y duro” ya que son artesanos que trabajan hasta 14 horas entre el polvo de la madera y los químicos para ganarse apenas un euro, cuando el día es bueno. Estas cajas generalmente se utilizan para guardar objetos religiosos como el Tasbit (una especie de rosario árabe que los musulmanes usan cuando rezan en las mezquitas) o bien el mismo Corán que es su libro sagrado ,sin embargo esto no quiere decir que algún occidental pueda utilizarla para guardar algunas joyas y otros recuerdos en casa. Estas codiciadas cajas egipcias son muy solicitadas por los turistas y los precios que se llegan a pagar son muy variados, pero la verdad ninguna de las cantidades ofrecidas por los visitantes cubren los costos y las largas horas de trabajo de estos pobres artesanos en su elaboración. Todavía recuerdo cuando entré, eran dos muchachos jóvenes en un pequeño taller lleno de trozos de madera y todo el material que se utiliza, en un ambiente totalmente inhumano y cuya única distracción era un viejo radio prácticamente bañado con residuos de polvo y goma del lugar, la verdad me sorprendió que estuviera funcionando aún. El jefe del taller me comentó que pasaban la mayor parte del día trabajando en la fabricación de esas cajas ya que estaba obligados a cubrir una cuota para los grandes distribuidores que la ofrecen en las tiendas lujosas de El Cairo y en donde la mayoría de las ganancias queda en manos de los comerciantes y no de los fabricantes. La situación es la misma en todos lados, los ricos aprovechándose de los más débiles y pobres.
Al final y tras la explicación compré una de estas pequeñas cajas como recuerdo de mi viaje, sin embargo no puedo borrar de mi memoria todo el esfuerzo que representó para estos chicos egipcios y sus largas horas invertidas en la elaboración de esta artesanía que aunque representa una parte de la historia de Egipto, también nos dice que en cuestión de explotación laboral hay mucho por hacer todavía, principalmente en estas naciones le Medio Oriente.

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